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Ministerio con la infancia en periodos de crisis

By 08/06/2021enero 31st, 2022No Comments

El desarrollo de los niños y las niñas en sus etapas de infancia y adolescencia está marcado por las cuestiones ambientales que se suceden durante estos periodos. Las situaciones de crisis social como las emergencias medioambientales, guerras o crisis económicas o sanitarias provocan nuevas necesidades en la forma de entender y relacionarse con el mundo, y en la percepción e interpretación de las cuestiones espirituales. Es por esto que necesitamos adaptar la manera de acercarnos a los niños y las niñas en este tiempo y la forma en la que les acompañamos en su relación con Dios.

Las situaciones de crisis social generan nuevos retos a la iglesia para reconocer su papel en ellas y traducir la voluntad de Dios en acciones concretas materializadas en estos momentos de extrema necesidad. Partiendo de esta idea, es importante mirar la crisis desde la perspectiva de la infancia y reconocer sus necesidades y cómo Dios es sensible a ellas.

Teniendo como referencia la actual pandemia provocada por el virus de la COVID-19, y haciéndolo extensible a otras posibles crisis sociales, proponemos tener en cuenta algunos aspectos para atender las necesidades de los niños y las niñas desde los ministerios con la infancia:

Dios es bueno siempre, aunque las circunstancias no lo sean.

La imagen que los niños se construyen de Dios va a determinar la forma de relacionarse con Él. En situaciones de crisis es importante transmitir verdades fundamentales relacionadas con la naturaleza inmutable de Dios. Cuando el mundo se tambalea y cambian drásticamente las rutinas (interrupción del curso escolar, cambio en los horarios y las actividades habituales, etc.), las formas de relacionarnos (distanciamiento social, aumento en las relaciones por medios digitales, etc.) o sufrimos pérdidas significativas (procesos de duelo por fallecimiento de seres queridos, pérdida de referentes, etc.), necesitamos recordar que Dios fue, es y será siempre el mismo. Para los niños y las niñas es fundamental la estabilidad y la certidumbre, ya que esto se relaciona directamente con su necesidad de seguridad. Dios es la roca firme en la que pueden construir sus aprendizajes y su personalidad, aún cuando el resto de su realidad tiemble en estas situaciones. Los niños y las niñas pueden acercarse a un Dios que no fallará, no lo perderán ni se alejará de ellos. Para ello podemos enseñarles que:

  • Dios es fiel (2ª Timoteo 2:13, Josué 21:45, Lamentaciones 3:22-23)
  • Dios provee (Filipenses 4:19, Mateo 6:26, Salmo 81:10)
  • Dios puede sanar (aunque no siempre lo haga) (Éxodo 15:26, Salmo 103:1-3, Isaías 53:5)
  • Dios es nuestro protector (Salmo 33:18, Salmo 121:3, Efesios 6:11)

La familia, un entorno de protección y seguridad

Los niños y niñas necesitan crecer en entornos seguros. Las situaciones de crisis se caracterizan por amenazar nuestros espacios de seguridad y por generar temor, incertidumbre o ansiedad. Además, socialmente tendemos a acercarnos a los círculos más próximos y para la infancia esto supone una intensificación de la interacción familiar.

Así, en estos tiempos, la familia se convierte en la principal fuente de protección, el centro de aprendizajes y la iglesia para los niños y las niñas. Por eso, una de las principales prioridades para los ministerios que trabajan con la infancia debería ser poner el foco de interés en las necesidades de los padres y las madres y apoyarles para que puedan atender de forma integral a sus hijos e hijas. Aportar materiales, conocimientos y, sobre todo, acompañamiento en los procesos de crisis va a facilitar que los niños y las niñas puedan encontrarse en un entorno familiar seguro y protegido.

Los niños no son ajenos a la crisis

Cada niño y niña percibe lo que está ocurriendo de alguna manera, generan sus propias teorías y llegan a conclusiones que no siempre se corresponden con la realidad, por lo que es necesario que no les tengamos al margen. Es importante explicarles las situaciones teniendo en cuenta su etapa de desarrollo, la capacidad, madurez y el lenguaje que pueden comprender. No es necesario dar excesivos detalles o grandes explicaciones, pero sí, dedicarles el tiempo necesario para hacerles sentir atendidos y escuchados al responder sus dudas, ya que esto les aportará seguridad. A menudo creemos que si les ocultamos lo que está ocurriendo les estamos protegiendo, pero si ellos tienen dudas que no están siendo resueltas es probable que aumente su sensación de pérdida de control y con ello, su ansiedad.

Además, es posible que realicen preguntas que nosotros no tenemos claro cómo contestar y no pasa nada por explicarles que tampoco tenemos respuesta para ello. Aprender a gestionar la incertidumbre es parte de los aprendizajes que se pueden sacar de las crisis y ser sinceros con ellos les acercará más a nosotros, lo que nos permitirá cuidar y atender mejor sus necesidades en esos momentos tan complicados. A los adultos las situaciones de crisis también nos generan emociones desagradables que los niños y niñas perciben, poder ser honestos al respecto de cómo nos sentimos va a propiciar un espacio de confianza y comprensión en el que ellos puedan expresar libremente sus propias emociones.

Todos tenemos claro que Dios obra en tiempos de crisis, por lo que es importante que no olvidemos que Dios también está cuidando, protegiendo y trabajando en los corazones de nuestros niños y niñas. Él es nuestra esperanza.

 Algunos recursos para profundizar y aplicar el tema

  • Familias saludables durante la cuarentena (fascículos I,II,III). Movimiento con la niñez y la juventud (fascículos I,II,III).
  • Recomendaciones de seguridad en las iglesias buenas noticias
  • Manual de supervivencia en tiempos de crisis. Grupo de Psicólogos Evangélicos y Grupos Bíblicos Graduados.

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